En un mundo digitalizado donde hay libre acceso a la distribución musical en las distintas plataformas de streaming, junto a las miles de propuestas nuevas que surgen día a día, pareciera desorientarse la “brújula musical”, pues cada vez cuesta más encontrar artistas que con su brisa renueven la escena.
Naufragando en la marea de propuestas musicales, Matista se hizo presente. Desde los primeros acordes, sentí que estaba frente a algo especial que se me hacía familiar. La versatilidad de sus producciones me hicieron permanecer en su perfil. El contraste era evidente, algunas canciones sonaban más caseras y otras más profesionales, pero de una u otra forma las historias que habitan en sus melodías me envolvieron. Algo muy cálido había en todo esto y me reconocí en armonía al oír sus creaciones.
Honestamente me llamó la atención que fuera un artista “emergente”, es verdad que no todo sonaba súper profesional, pero de todas formas su música me llevó por un caudal poético que se parecía más al de un artista consagrado, era como estar frente a un grande que había elegido el anonimato.
En “Te Debo” Matista cuenta una historia habitual, algo “mil veces contado” como dice en su letra, el desamor. Un tema tan manoseado y empalagoso que realmente llama la atención cuando un artista logra darle un giro. Este tópico ha sido protagonista de muchas manifestaciones artísticas a lo largo de la historia, en la actualidad es tema principal de telenovelas baratas o canciones de un señor que empieza con A y termina con JONA, cayendo en el estereotipo de melodrama cebolla.
En oposición, “Te Debo” aborda la temática con alegría y sinceridad mostrando una cara más madura y real de este proceso que se relaciona con profundos procesos internos del ser que a veces chocan con la interioridad de la persona con la que nos relacionamos, quedando como única alternativa la separación de aquel amor romántico para afrontar el crecimiento personal haciéndonos cargo de nuestras heridas y sanarlas con amor propio en soledad.
Desde el punto de vista musical, es cautivante el equilibrio logrado entre acordes “disonantes y consonantes”, todo en un marco pop-rock bien pegajoso, pero impregnado de un lenguaje muy elaborado y auténtico. También destaca la propuesta de la producción, se percibe un pulso holgado y flexible muy característico del sonido retro, así como cuando las bandas graban sus canciones en dos o tres tomas, reforzando la autenticidad que Matías Opazo proyecta en su música.
Puedes seguir a Matista en su Instagram, Spotify y Youtube para estar al tanto de las novedades de su pop-rock y tejer en red la historia de este artista emergente.
Texto por Romina Albarracín.