A cuatro años de la publicación de «Chilaxorratl», la banda de rock experimental Las Madres vuelve a la producción discográfica con un álbum extenso tanto en su duración como en su proceso de composición. Mucho trabajo de laboratorio, varios cambios en su formación y la definición de un sonido único marcan la personalidad de «Himnos de América», tercer disco de la agrupación que accedió a conversar con Inmortal para desmenuzar su más reciente LP.
Las Madres no son una agrupación nueva, ya cuentan con más de una década de carrera que se ha ido desarrollando de manera bastante intermitente y subterránea. Quizás por lo mismo a uno le parece estar frente a un descubrimiento, algo que sólo pocos tienen el privilegio de apreciar, un tesoro de internet, o como se dice en su círculo más cercano «la banda oculta del rock chileno». Lo cierto es que los años y su experiencia en otros proyectos musicales los han provisto de los elementos necesarios para cautivar a simple escucha, diferenciándolos de sus contemporáneos y perfilando el «factor sorpresa» como una de sus principales características.
Carlos Cohl (CC) y Pablo Fontecilla (PF) nos hablaron de este nuevo disco, titulado «Himnos de América», y repasaron cada canción tanto en lo conceptual como en lo musical. Max Soublette es quien completa la formación actual de la agrupación, quien aportó desde la producción y la mesa de sonido a lo largo de todo el proceso de composición. Sobre el gusto por la experimentación, las anécdotas de la grabación, la maduración del sonido en esta nueva entrega y mucho más, nos comentaron Las Madres en este «track por track».
01. Sociedad Secreta de Illapel
CC: Es una canción sobre una bruja que tiene varios años de antigüedad, unos 8 quizás. Partió por un viaje que hice a Salamanca, en la 4ta región, porque una rama de mi familia viene de allá. Illapel está cerca y sonaba mejor como título. Ahí alojé en una pensión y en la pieza había un mueble de diseño raro con un gran espejo, bien antiguo. En la noche soñé con el mismo mueble y en el espejo se reflejaba una mujer vestida con un sombrero negro. Cuando me vio se acercó y pego los ojos gigantes al espejo, que dejaron un rastro como si las pupilas fuesen yema de huevo.
02. La borrachera
CC: Parte con un audio de Alejandro Castro, el activista de Ventanas asesinado en Valparaíso. Al principio pusimos un audio de They Live de John Carpenter, que quedaba bueno pero que no decía mucho y estaba en inglés. Quisimos reemplazarlo por el audio de Alejandro por que es un crimen inaceptable que tiene que difundirse en todos lados y ese es nuestro pequeño aporte. La canción en sí se trata de las experiencias de un amigo de todos nosotros que está preso y que grabó nuestro primer disco. El tema está basado someramente en una melodía de un tema de él que me gustaba. Al final fue creciendo a una cosa de rock galopante. En cierto momento nos quedaban unos espacios vacíos antes de los coros y surgió la idea de poner trompetas, pero las canté con la voz en mi casa por mientras. Ahí otro día iba caminando por Tobalaba de noche y escuché a alguien tocando muy sólidamente la canción de las películas de Superman en trompeta en un semáforo. Me acerqué y le pregunté si quería ayudarnos a grabar un disco de rock. Se embaló al tiro, era Berty Alfaro, talentazo de la trompeta, que usa un Glade flor vacío como sordina. Nos fuimos en la micro conversando y a la semana viajó de San Antonio a grabar su primera sesión. De ahí se metió en otros temas. El solo final de la canción está basado en el riff de Samba Landó de los Inti-Illimani y el Max hizo una batería que tiene dos particularidades medias sobrenaturales: Un break que funciona muy bien pero que sigue siendo incomprensible para mí como llegó a esa solución. Es una canción que tiene unas estrofas muy sincopadas y estaba bien difícil hacer algo que sonara fluido y fácil pero se logra muchísimo. Otra cosa es un redoble de caja muy rápido que abre el segundo coro que quedo milimétricamente a contratiempo. Pensamos que se había corrido pero efectivamente el Max había tocado el redoble cruzado, a toda velocidad. Una rareza, hasta hoy a Pablo le molesta. Fue una canción que tuvo 3 mezclas distintas del Max, llegando a una que nos gusta muchísimo. Se masterizó en un suácate.
03. Cuando el Sol
PF: Es como un mantra/oda a la naturaleza y el amor, es una canción sencilla básicamente inspirada en los sonidos del trip-hop y la psicodelia francesa. Los bajos de teclado y la batería ejecutados por Max le dan hasta un toque hip hopero que podrían incluso acercarla a una base fabricada para ser usada por Kendrick Lamar. Además de ser acuática y lisérgica. El arreglo de jazz chamánico compuesto por Carlos hacia el final (con su fluteverb, marca registrada), mezclado con sus guitarras indonésicas y el solo de teclado hohner al estilo Air de Max le dieron un cierre magistral.
PF: Es una canción de pop y de amor. En un comienzo era una canción solo tocada con un teclado Casio de niño, una guitarra acústica y voces, algunas que cantaban y algunas que hacían arreglos, además de un par de arreglos de teclado (tocados con el mismo Casio que tengo desde que era niño y que estaban horriblemente ejecutados). Siempre tuvo una estructura bien definida y pretendía tener elementos de cumbia y música centroamericana. Algunos de esos arreglos estaban claros desde el nacimiento de la canción, como el primer solo de guitarra o el steel drum del final, sin embargo, lo que realmente hizo que la canción despegara fue que llegaremos a esa parte oscura y psicodélica del medio que hizo que diese un vuelco increíble, un poco más oscuro y hermoso.
05. La Polvareda
CC: Era en realidad la canción instrumental de un documental que estoy haciendo en el norte. De hecho es el título del documental también. Pero mientras lo estaba haciendo pasaron tantas cosas personales que no pude seguir haciéndolo y dejó de ser incidental. Se convirtió al final en un tema sobre varios cambios y sobre una relación. Está basada vagamente en «El tren blindado» de Silvio, o nos sirvió mucho para arreglarla. Pero también queríamos que fuese media A Perfect Circle. Ahí quedó la mezcla. El bajo es eléctrico pero además de la línea le pusimos un micrófono de condensador a las cuerdas, muy cerca, y quedó así. Me gusta. Ojalá que si no se ha hecho antes, alguien lo copie. Es muy buena idea. Cuando la batería entra, Max improvisa un largo solo de batería que cubre todo el resto de la canción y que cambia constantemente. En otra nota esotérica de sus ideas musicales, el solo pasa casi desapercibido y parece una batería echa a la medida, pero si uno le pone atención no es así. El Pablo hizo un tremendo trabajo haciendo la instrumentación final de las trompetas, además de unas guitarras gigantes que se descuadran pero que están lejos. No sé cómo lo hizo.
CC: Una canción que queríamos que fuese como un tema de Nino Bravo, pero se fue deformando caleta. Siempre nos sale esa cosa media The Church, en el disco anterior pasó un poco con La Vejez que estaba cara de rajamente basada en «Under the milky way tonight». Pero esta vez nos excedimos con lo ochentoso, Teníamos de referencia después «Killing Moon» de Echo and the bunnymen, cosa que rompía un poco las reglas internas de Las Madres. Y como el daño ya estaba hecho, quisimos ponerle un riff que nos recordara a una mezcla de música Boliviana con Pet Shop Boys. Nadie quería que esa canción fuese muy estilosa. Ahí todo se complicó y empezamos a jugar con un filo extraño de canción mala. Después Pablo le puso una hermosa guitarra barítona que la «portisheadió» y le cambié las letras de la estrofa y llamamos a la Trini Ribba a que nos ayudara, lo que le subió el pelo mucho. Entremedio el Pablo quería que tuviésemos una orquesta para su arreglo de guitarras para el cierre, pero al ser imposible lo hizo con guitarra con distorsión. Es un arreglo muy especial y le decíamos Godzilla. Godzilla en la disco. Después quedó tan especial todo que quisimos sacarla como primer single.
07. San Pedro
PF: San Pedro, al igual que algunas de las otras canciones (Perrita Salvaje, la Depresaun, Cuando el Sol, San Pedro y La Mirta) fue compuesta luego de un viaje al Valle del Elqui. Su tono apocalíptico tiene mucho que ver con cómo el hombre ha ido destruyendo la naturaleza en Chile y por sobre todo en los alrededores de la 4ta región. Fue cantada sin pensarla, sin haber sido escrita previamente. Es básicamente una improvisación ligada a un trance.
Luego de ese viaje al Valle, compuse el final y otro día todo el resto de la canción, luego solo fueron unidas ambas partes. Gran influencia del sonido de la canción fue inspirado por Dead Can dance, algo de folclor y el shoegaze de algunas canciones de BJM. El interludio de trompeta y voz lejana puede hacer imaginar el camino entre Paihuano y Elqui, sobre todo si tienen la posibilidad de alentar la reproducción del sonido. El toque de rock fue aportado por el gran Chalo Salazar, quien compuso una batería perfecta para toda la segunda parte de la canción, un trabajo de un día inspirado un poco en los sonidos de la batucada brasileña.
Foto por Manuela Correa
08. La Mirta
PF: Fue vagamente compuesta también un fin de semana después del viaje al valle. Habla de la extraña aparición de una bruja en una fiesta, en la forma de una gata. El protagonista, un hombre del pueblo sumamente cristiano se sorprende al percibir que la gata es realmente la Mirta y le pide a Santa María Magdalena que se apiade de él y que le de fuerza para enfrentarla y destruirla. El detalle que le da el sonido de misterio, obra teatral y misticismo Castanedístico son las secciones músico/ambientales introducidas gloriosamente por Carlos a la canción. Sobre el final se le pusieron unas guitarras barítonas que le dieron el toque final de oscuridad que se necesitaba.
09. Serpentangular
CC: «Serpentangular» es una palabra que es una confusión esotérica entre la serpiente, el pentáculo y el ángulo como si fuese el compás de los masones. En realidad podría llamarse también «La canción del destino». Pasa por varios estados. Nos gustaba harto el ritmo medio «Aquiles last stand» (Led Zeppelin) con epilepsia. Se habló también de Indonesia en la sala de controles. Al final lo importante es el western de la segunda parte. Porque no cabe. Pero igual cabe. Y eso es como magia, luminoso y barato. La voz apenas cabe en ese western de la segunda parte. Hay una nota que se mantiene, esa es la trampa. Es un re agudo. Todo es re en esa canción. Pero hay que afinar la guitarra distinto a medio camino. Es algo que a uno lo mata. Hay harto de El Topo, y de Mars Volta en ese tema. Parte con un palo de agua que hice yo, es el único que he hecho. Y con un didgeridoo con distorsión, algo que podría ir en la cumbre del mal gusto, junto con las máquinas dispensadoras de jamón. Al principio no iba a resultar, pero resultó y eso la hace más mágica y más barata aún. Y el Javier Mansilla con su acostumbrada luminosidad y primitivismo en las baterías. El baterista que Lovecraft hubiese puesto en su banda.
10. Ucha Ucha
PF: Es una canción casi folclórica, en gran parte gracias a las guitarras acústicas performadas por mí mismo y las guitarras de sonido algo cubano creadas por Carlos, además del arreglo de bombo de Andrés Reveco. Habla de un hombre que se da cuenta de lo profundamente angustiado y triste que se siente al ver a su mujer bailando en una fiesta. Se siente muy culpable de todo lo que su miseria puede provocarle a su mujer. Se da cuenta que tiene que reponerse si no quiere perderla. Hacia el final aparece una pizca de esperanza, ya que el hombre se propone reponerse, se alienta a reinventarse con tal de no asustarla más y no perderla. Se percata que debe despertar y hacer un giro en su vida. Los arreglos de teclado y guitarra de Carlos le dan un toque aún mas melancólico pero esperanzador a la vez.
CC: Técnicamente no está terminada porque no es una canción que nació para ser terminada. Puede esperarse que la reemplacemos de internet varias veces. Sierra Morada es sobre cuando las cosas se terminan y está bien, se supone, pero uno es más tóxico y quiere vivir cosas tóxicas y no ha tenido suficiente y se lanza. Y la fiesta y el júbilo de entregarse a la oscuridad. Al final repite una frase que dice: «última borrachera en la Sierra Morada, que mientras atardece se apaga y se apaga, qué larga que es la noche hasta la madrugada», es como quedarse pegado en que algo se acabó. Esa era la idea. Hasta que se vuelve tóxico y mágico. Le íbamos a hacer un video sobre el chamico, porque eso es la canción. La belleza de la toxicidad. Que hay que reconocerla. Y que es tribal. Sobre músicos, contamos con la Trini (Ribba) de nuevo, que hizo brillar la cuestión. Y con la gran Erika Needs que tiene una voz muy especial y que me gusta mucho. Y con María Paz Videla que hizo también unas percusiones de lujo.
12. O Depressao
PF: También fue una canción escrita/cantada de una sola vez, sin haber sido pensada o procesada previamente. Solo fue cantada sin pensar en el sentido de las palabras, es como un brote del subconsciente. Su tono suicida, oscuro y de cierta formal lisérgico fue producto del ácido y la tristeza. Aún no descubro de qué habla la letra, solo se que pude escapar de ese extraño sentimiento que me hizo escribirla, lo que me pone muy feliz. Lo mas importante es que hoy en día no me siento para nada en ese estado de animo, lo que me alegra infinitamente. Es una canción bastante deprimente.
De todas formas puede visualizarse un tono esperanzador en una parte de la canción, el solo de Wurlitzer. El nombre en portugués es una forma de reírse un poco de la canción y de agradecer que esa época ya pasó.
13. Camino Mortal
CC: Es la canción que cierra el disco. No sé bien que pensar de ella, la sigo procesando. Pero sí se acaba con la banda de bronces de San Lorenzo de Tarapacá, donde en realidad para mi surgió toda la idea de este disco.
PF: En general nada hubiese sido posible sin las constantes discusiones acerca del sonido, el constante desafío de no quedarse con lo fácil que tuvimos como banda.